El nuevo edificio alberga el "Centro de Estudios del Museo Picasso de Barcelona", con actividades complementarias en el Museo que lo conectan más estrechamente con su entorno.

La fachada principal que da a la plaza de Sabartés delimita un nuevo plan de composición, independiente del conjunto del actual Museo, pero con una estrecha relación establecida por la proximidad. Una gran ventana protegida por un voladizo lo abre sobre la ciudad. Además, esto hace posible la continuidad visual entre el jardín del museo y la plaza, dibujados de manera unitaria.

Las otras dos fachadas, la de la rue de Flassaders y la del jardín de Picasso, son más herméticas con respecto al mundo privado creado dentro del volumen.

Todas las formas, aberturas, medidas iguales a las existentes en el Museo, permiten visión y relación con la calle y el jardín.

Dos materiales aseguran la durabilidad del edificio en este entorno urbano y, al mismo tiempo, agregan complejidad a su visión: la piedra en la planta baja y el estuco en la planta superior.

Este nuevo edificio se suma a los cinco palacios anteriores transformados para formar todo el Museo Picasso con un área total de 13,000 m2.